MEDITARÉ

Amado Dios, puesto que no es posible ejecutar ningún compromiso terrenal sin utilizar las facultades recibidas de Ti, renunciaré a todo cuanto pueda impedirme cumplir mi compromiso de meditar diariamente en Ti.
Hoy meditaré, sin tener en cuenta cuán cansado crea estar. Mientras me esfuerzo por meditar, no consentiré ser una víctima de los ruidos que distraen la atención. Transferiré mi conciencia al mundo interior.
Atravesando la puerta de la meditación, me adentraré en el divino templo de la paz eterna y adoraré allí a Dios ante el altar del contentamiento siempre renovado. Para iluminar su templo en mi interior, encenderé en éste el fuego de la felicidad.