SI PRIVAMOS A UN NIÑO DEL AMOR, ÉSTE NO PODRÁ CONVERTIRSE EN UN JOVEN O ADULTO EQUILIBRADO Y FELIZ

Para aquellos que todavía no comprenden por qué han venido a este mundo, la vida puede parecerles extraña y desconcertante. Muy pocos conocen el hecho de que este mundo es una escuela, y que deberán continuar encarnando en la Tierra hasta haber aprendido perfectamente las lecciones que ésta ofrece. El fin principal de nuestra inteligencia humana no es aprender un oficio, una profesión o una ciencia, sino lograr la comunión divina: encontrar a Dios.

Además, hay algo que muy pocos saben y es lo siguiente: en el período que transcurre entre cada una de sus encarnaciones en esta tierra, a la cual viene con el propósito de aprender, el alma después de la muerte se retira al mundo astral, para disfrutar de «vacaciones» y descansar así de las duras lecciones de las experiencias terrenales. Los planos superiores de aquel mundo son mucho más hermosos y perfectos que los del nuestro.