LA AYUDA SUPREMA SE PRESENTA AL “SINTONIZARNOS” CON EL ESPÍRITU

Somos cual niños pequeños que han sido abandonados en el bosque de la vida, y se han visto forzados a aprender a través de sus propias experiencias y dificultades, cayendo en las trampas de la enfermedad y de los malos hábitos. Una y otra vez nos vemos obligados a clamar pidiendo ayuda. No obstante, la Ayuda Suprema sólo viene a nosotros cuando nos sintonizamos con el Espíritu.