EL MOMENTO DE CREAR HÁBITOS ESPIRITUALES ES AHORA

Dado que puede llevar ocho años formar un hábito, si deseas ser espiritual, debes comenzar ahora a cultivar los buenos hábitos. Toda tu vida has estado inquieto por las cosas del mundo. Te sientas a meditar y te inquietas aún más. Entonces dices: «Meditar no tiene sentido». Pero eso es un razonamiento insensato. De todas formas, tienes que vivir esos ocho años; así pues, ¿por qué no emplear ese tiempo para perfeccionar tu práctica de la meditación? Cuanta más concentración le dediques, más pronto desarrollarás ese hábito. Tu mente se saturará luego con el hábito del silencio. Y cuando se forme ese hábito, te sentirás inquieto, pero ya no por el mundo sino por Dios.

No importa cuál sea tu labor o tus responsabilidades, debes mantener tu compromiso más importante: unirte a Dios en la meditación. Todas las cosas te traicionarán si tú le traicionas. Por eso jamás olvido mi cita con Él, sobre todo por las noches. No te vayas a dormir hasta que sientas el gozo de Dios por dentro y por fuera; así, Él estará contigo durante todo el día. Nada puede compararse con ese gozo.

Desarrolla el hábito de la comunión con ese gran gozo que se encuentra más allá del estado de sueño. El sueño profundo sin ensueños es una forma inconsciente de establecer contacto con la paz y el gozo de Dios, en tanto que la meditación es la forma consciente de hacerlo. La satisfacción producida por diez millones de sueños sin ensueños no alcanzan a describir la dicha que se siente en la comunión consciente con Dios. Permanece en esa dichosa calma que mora en tu alma. Cuando todas las cosas mundanas y las preocupaciones terrenales se desvanezcan por completo y se disuelvan en la luz del Espíritu, verás a Dios.

No esperes más para cambiar tus hábitos. Esa dilación fomenta más hábitos malos hasta convertir a la voluntad en prisionera, momento en el que pensarás que no puedes cambiar. No te permitas llegar a ese estado. En tanto tengas voluntad, Dios te ayudará.

Paramahansa Yogananda. Libro “El Amante Cósmico”. Pág 379