CÓMO ELEVAR EL NIVEL ESPIRITUAL DE LA VIDA DIARIA
Existen solo cuatro principios básicos que permiten, al devoto que se adhiere a ellos, afrontar exitosamente toda dificultad que pueda presentársele, ya sea en su sadhana espiritual o en cualquier situación de la vida cotidiana.
- El primer principio es tener fe en Dios. Ante cualquier tribulación, esfuérzate por cultivar esa fe; la forma de desarrollarla consiste en convertir a Dios en la estrella polar de tu vida. Durante la meditación, y cuando quiera que un problema surge en tu mente, ora: “Mi Dios, tú estás aquí. Sé que me apoyarás y me ayudarás a superar esta gran prueba”. La fe establece un vínculo entre tu necesidad y la omnipotencia divina.
- El segundo principio consiste en meditar profundamente y orar a Dios pidiéndole su guía y ayuda, esforzándote al mismo tiempo por superar aquello que te perturbe. El Señor desea ayudarte; y si eres receptivo, Él te guiará.
- El tercer punto es la entrega interior: “Señor, hágase tu voluntad”. Entregarse a la voluntad divina es esencial en la senda espiritual. Suceda lo que suceda en relación con tu cuerpo, tu trabajo o cualesquiera de tus intereses, ora siempre porque se cumpla la voluntad de Dios, ya que la voluntad Divina está guiada por la sabiduría… Después de orar a Dios pidiéndole su guía y de esforzarnos al máximo por encontrar la mejor solución, tenemos que demostrarle al Señor que aceptamos su voluntad en toda circunstancia.
- La última regla consiste en relajarse y desentenderse del problema, dejándolo en las manos de Dios. Una vez que hayas hecho cuanto esté a tu alcance, aparta de la mente toda inquietud al respecto. ¡Cuán relajada y apacible, en cambio, se vuelve la mente cuando hemos depositado todas nuestras cargas en los hombros del Señor!
Los cuatro puntos anteriores te ayudarán a preservar la paz interior y a cultivar una relación más intensa con Dios. Además, te capacitarán para desechar de tu conciencia todo cuanto te perturbe e impida profundizar en la meditación.
Sri. Daya Mata. Libro «Solo Amor». Pág 74
