DONDE BRILLA LA LUZ
Aprecio cualquier cosa que Dios me da, pero no la añoro cuando desaparece. En cierta ocasión, alguien me regaló un bonito abrigo y un sombrero, ambos muy costosos. Allí comenzaron mis preocupaciones; tenía que estar pendiente de no rasgarlos ni mancharlos, y eso me hacía sentir incómodo. Yo pensaba: «Señor, ¿por qué me has dado esta preocupación?». Un día, debía dar una conferencia en el Trinity Hall, aquí, en Los Ángeles. Cuando llegué al vestíbulo del auditorio y comencé a quitarme el abrigo, el Señor me dijo: «Retira tus pertenencias de los bolsillos». Y así lo hice. Cuando volví al guardarropa, después de la conferencia, el abrigo había desaparecido. Yo estaba contrariado, y alguien comentó: «No se preocupe; le conseguiremos otro abrigo». Yo respondí: «No estoy disgustado por haber perdido el abrigo, sino porque quien se lo apropió ¡no se llevó también el sombrero que hace juego!».
No permitas que los sentimientos te gobiernen. ¿Cómo puedes ser feliz si todo el tiempo estás preocupándote por la ropa u otras pertenencias? Vístete con sobriedad y pulcritud y, después, olvídate de tu indumentaria; limpia tu casa y, luego, olvídala.
Cuanto más dependas de las condiciones externas para ser feliz, menos felicidad tendrás.
Paramahansa Yogananda. Libro «Donde brilla la luz». Pág 144