CRISTO Y KRISHNA, AVATARES DE LA VERDAD ÚNICA

CRISTO Y KRISHNA, AVATARES DE LA VERDAD ÚNICA

Recopilación de charlas dadas en la Sede internacional de Self-Realization Fellowship, Los Ángeles (California), el 15 de enero de 1933 y el 14 de abril de 1935

Un Maestro es un ser cuya conciencia se ha purificado para poder recibir y reflejar en forma perfecta la luz de Dios. El sol brilla con igual intensidad tanto sobre el carbón como sobre el diamante, pero solo éste último refleja dicha luz. Igualmente, la luz del Señor se derrama sobre todos los seres vivientes, pero algunos la reflejan en mayor grado que otros. Y es así como en el hombre dotado de realización espiritual, la luz divina se encuentra reflejada en su plenitud.

Todo ser humano es un alma envuelta en el velo de maya. A través de la evolución y del esfuerzo personal, el alma abre un pequeño orificio en dicho velo, un orificio que va creciendo progresivamente. A medida que dicha abertura se agranda, la conciencia se expande y el alma se manifiesta en forma más plena. Finalmente, cuando el velo se destruye completamente en un hombre, éste se convierte en un «maestro», es decir en el amo de sí mismo y de maya.

Los seres de gran estatura espiritual no han sido creados en forma especial por Dios, sino que se han convertido en «maestros» a través de sus propios esfuerzos. Ellos tuvieron que luchar y trabajar con empeño para alcanzar la liberación, al igual que el resto de la humanidad procura constantemente conquistar la luz de la libertad espiritual.

Las encarnaciones divinas, tales como Jesucristo y Jadava1 Krishna, debieron desarrollar en alguna época y lugar la estatura espiritual que llegó a predestinar posteriormente su nacimiento como avatares2. Dichos seres están libres de toda compulsión kármica conectada con el renacimiento físico; ellos regresan a la Tierra con el solo fin de ayudar a liberar a la humanidad.

Aun cuando ellos mismos son libres, tales seres divinos desempeñan papeles humanos de acuerdo a la voluntad de Dios, dentro de la realidad aparente del drama de la vida terrenal. Y es así como tienen sus debilidades, sus luchas y sus tentaciones, y finalmente conquistan la victoria a través de una noble batalla y de una conducta recta. En esta forma, prueban ellos que todos los hombres son capaces de triunfar espiritualmente sobre las fuerzas que tienden a impedirles realizar su inherente unidad con el Señor.

Si Cristo y Krishna hubiesen sido creados por Dios como seres perfectos -sin necesidad de esfuerzo alguno de su parte por evolucionar espiritualmente, sino simplemente aparentando luchar y superar sus pruebas terrenales- su ejemplo no podría ser seguido por la humanidad sufriente. Pero el hecho de que aquellos seres excelsos hayan sido también mortales alguna vez, aun cuando han superado ya tal estado, les convierte en pilares de fortaleza e inspiración para la desorientada humanidad. Cuando consideramos que, con el fin de perfeccionarse, los avatares debieron afrontar los mismos tipos de pruebas y experiencias humanas que todos nosotros sobrellevamos, ello nos da esperanzas al afrontar nuestras propias batallas.

1 Uno de los múltiples nombres de Krishna.

2 Esta palabra sánscrita significa «descenso» y procede de las raíces ava, «hacia abajo», y tri, «pasar». Para las escrituras hindúes, avatara significa el descenso de la Divinidad al cuerpo.

Paramahansa Yogananda. Libro “Cristo y Krishna, avatares de la verdad única”. Pág 7