LA PROMESA DEL SEÑOR: EL YOGUI QUE PERSEVERA CONQUISTA FINALMENTE LA VICTORIA

Arjuna dijo:

¡Oh Madhusudana (Krishna)!, debido a mi inquietud, no percibo el efecto perdurable del yoga de la ecuanimidad que me has relatado.

¡En verdad, la mente es inestable, turbulenta, poderosa y obstinada! ¡Oh Krishna, considero que la mente es tan difícil de dominar como el viento!

El Bendito Señor dijo:

¡Oh Mahabaho (Guerrero de brazos poderosos, Arjuna)!, sin duda alguna, la mente es voluble y muy ardua de gobernar, pero a través de la práctica del yoga y el desapasionamiento, ¡oh hijo de Kunti! (Arjuna), la mente puede, no obstante, ser controlada.

Ésta es mi promesa: aunque para el hombre indisciplinado la meta del yoga es difícil de alcanzar, aquel que se domine a sí mismo, esforzándose mediante los métodos apropiados, la logrará.

Arjuna dijo:

¡Oh Krishna!, ¿qué le ocurre a la persona que no tiene éxito en el yoga, aquella que con devoción se ha esforzado por meditar, pero ha sido incapaz de controlarse porque su mente se distrae sin cesar durante la práctica del yoga?

¿Perece el yogui, como una nube que se disipa, si no encuentra el camino hacia Brahman (Espiritu), y como consecuencia carece del refugio divino y se hunde en el engaño, al desviarse de ambos senderos (el de la actividad correcta y el que conduce a la unión con Dios)?

Te ruego aclarar para siempre todas mis dudas, ¡oh Krishna!, pues sólo Tú puedes desvanecer mi incertidumbre.

El Bendito Señor dijo:

¡Oh Arjuna, hijo mío!, el que lleva a cabo buenas acciones jamás sufre destrucción. Bien sea en este mundo o en el más allá, ¡el infortunio no se abate sobre él!

El yogui que ha caído consigue entrar al mundo de los virtuosos, y permanece allí durante muchos años; posteriormente renace sobre la tierra en un hogar bueno y próspero.

O puede reencarnarse en una familia de yoguis iluminados; pero, en verdad, ¡tal nacimiento es muy difícil de lograr!

Allí, ¡oh Arjuna!, recobra el discernimiento yóguico adquirido en su anterior existencia y se esfuerza con mayor ahínco por alcanzar el éxito espiritual.

El poder de la práctica previa del yoga es suficiente para impulsar al yogui en su senda ascendente. Incluso un entusiasta estudiante del mero yoga teórico se encuentra mucho más avanzado que quien sólo lleva a cabo los ritos externos de las escrituras.

Siguiendo diligentemente su sendero y habiéndose perfeccionado mediante los esfuerzos realizados a lo largo de muchos nacimientos, el yogui se purifica de todo pecado (imperfección kármica) y finalmente conquista la Suprema Bienaventuranza.

El yogui es superior a los ascetas consagrados a la disciplina corporal, superior incluso a quienes siguen la senda de la sabiduría o la senda de la acción; ¡sé tú, oh Arjuna, un yogui!

A aquel que con devoción permanece absorto en Mí, con su alma inmersa en Mí, le considero, entre todos los yoguis, como el más equilibrado.

Paramahansa Yogananda. Libro “El Yoga del Bhagavad Guita”. Pág 109