CUANDO YO SEA SÓLO UN SUEÑO

He venido a hablarles acerca de Él, y de cómo aprisionarlo en el corazón, y de la disciplina que atrae su gracia.
A aquellos que me han pedido que los conduzca a la presencia de mi Bienamado, los prevengo con la muda palabra de mi mente, o bien, les hablo con una suave mirada sugerente, o también con un dulce murmullo de amor, o en voz alta los disuado cuando de Él se apartan.
Pero cuando yo ya no sea sino solo un recuerdo o una imagen mental, o una voz silenciosa; cuando ningún llamado de esta Tierra pueda ya revelar mi paradero en el espacio insondable; cuando ni la súplica débil ni el mandato estentóreo puedan ya obtener de mí respuesta alguna, entonces, sonreiré en tu mente cuando estés en lo justo, y cuando no lo estés lloraré, y te estaré observando desde la oscuridad, o quizá también llore con tu propio llanto.
Te hablaré en murmullo desde tu conciencia; con tu propio raciocinio razonaré en ti, y a todos amaré con tu propio amor.
Cuando ya no puedas hablar conmigo, lee mis «Susurros de la eternidad»; eternamente te hablaré a través de ellos.
Caminaré a tu lado sin que lo sepas, protegiéndote con mis brazos invisibles.
Y cuando por fin conozcas a mi Divino Amado, y puedas escuchar su voz en el silencio, me conocerás de nuevo en forma más tangible que cuando me conociste en el plano terreno.
Y aunque yo sea sólo un sueño para ti, vendré a recordarte que tú también eres solamente un sueño de mi Bienamado.
Y cuando sepas que sólo eres un sueño, como ahora lo sé yo, estaremos por siempre despiertos en Él.

Paramhansa Yogananda. Libro «Cantos del alma».