MEDITARÉ

MEDITARÉ

Amado Dios, puesto que no es posible ejecutar ningún compromiso terrenal sin utilizar las facultades recibidas de Ti, renunciaré a todo cuanto pueda impedirme cumplir mi compromiso de meditar diariamente en Ti.

Hoy meditaré, sin tener en cuenta cuán cansado crea estar. Mientras me esfuerzo por meditar, no consentiré ser una víctima de los ruidos que distraen la atención. Transferiré mi conciencia al mundo interior.

Atravesando la puerta de la meditación, me adentraré en el divino templo de la paz eterna y adoraré allí a Dios ante el altar del contentamiento siempre renovado. Para iluminar su templo en mi interior, encenderé en éste el fuego de la felicidad.

Meditaré regularmente para que, guiado por la luz de la fe, pueda yo entrar en el reino inmortal de mi Padre Celestial.

Madre Divina, para verte, arrancaré el estrellado velo del firmamento, rasgaré la cubierta del espacio, haré que se desvanezca la alfombra mágica de los pensamientos y dejaré de contemplar las películas cinematográficas de la vida que distraen mi atención.

Sé que es posible tomar plena conciencia de Dios a través de la meditación y la percepción intuitiva, mas no por medio de una mente agitada.

Abriré mis ojos a la dicha de la meditación y veré así cómo se desvanece toda oscuridad.

Me bañaré en el sagrado manantial del amor de Dios que se oculta tras los muros de la meditación.

Por medio de la meditación, haré que mi ambiente interno se vuelva perfecto, para que se torne así invulnerable a toda influencia adversa procedente del exterior.

Empezaré cada día meditando en el Ser Supremo.

En el templo del silencio, descubro el altar de tu paz; y en el altar de la paz, descubro tu gozo siempre renovado.

Déjame oír tu voz, ¡oh Señor!, en la cueva de la meditación. Al encontrar en mi interior la perpetua felicidad celestial, reinará la paz en mi corazón, tanto cuando esté en silencio como en medio de mis actividades cotidianas.

Cada estrella del cielo, cada pensamiento puro y cada buena acción serán para mí ventanas a través de las cuales podré contemplarte.

Vierte tu conciencia en la Infinitud a través del ojo espiritual, con una concentración y devoción sin límites. Libera tu alma de la prisión del cuerpo y sumérgela en el vasto océano del Espíritu.

Paramahansa Yogananda. Libro “Meditaciones metafísicas”. Pág 76