MI MENSAJE DE NAVIDAD PARA TODAS LAS NACIONES DE LA TIERRA

MI MENSAJE DE NAVIDAD PARA TODAS LAS NACIONES DE LA TIERRA

[Escrito durante la Segunda Guerra Mundial]

Oh Cristo!, el nacimiento de tu amor en los corazones de todas las naciones jamás fue tan urgentemente necesario como ahora. Que en la Navidad que se avecina, y cada día, todos los corazones puedan percibir tu nacimiento como el Príncipe de la Paz. ¿Por qué las naciones de la tierra arrojan todos sus recursos y las vidas de los jóvenes a las llamas de la destrucción, cuando podrían utilizarlos para erradicar las enfermedades, la pobreza y la ignorancia y traer a la tierra la felicidad celestial?

A pesar de que las naciones, tus hijas, han olvidado que son hermanas, descendientes de los mismos padres materiales, Adán y Eva, y del único Dios Padre Celestial y Espiritual, y a pesar de que han hecho caso omiso de tus advertencias sobre que quien empuña la espada a espada perecerá, ¡oh Cristo!, aun así oro para que te manifiestes en sus corazones oscurecidos y les muestres una forma rápida de sanar de la fiebre de la guerra y del odio. Condúcelas a la luz de la paz y de la prosperidad perdurables. Bendice a tus hijas las naciones para que cooperen internamente con las leyes rectoras que emanan de la Inteligencia Crística Universal y pronto pongan fin a esta guerra y a los sufrimientos que acarrea. ¡Oh Cristo!, haz que todos comprendamos que la Conciencia Crística en que tú moras es el mejor refugio contra todo mal, y enséñanos a amar a nuestro Padre como tú lo amas.

Que ésta sea siempre tu oración: «En la salud o la enfermedad, en el éxito o el fracaso, en la alegría o la tristeza, en la alabanza o el vituperio, en la fama o la crucifixión, en la compañía o en la pérdida de mis seres queridos, en la victoria o la derrota, en la paz o la guerra, en la seguridad o la catástrofe, en la vida o la muerte, yo permanezco inmutable e inalteradamente leal y devoto, amándote a Ti, ¡oh mi Padre Celestial!, por siempre y para siempre».

Paramahansa Yogananda. Libro «La segunda venida de Cristo – Vol III». Pág 190

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