Artículos tomados de los escritos de Paramahansa Yogananda y de algunos de sus díscipulos más cercanos

EL PODER DE LA ORACIÓN
Los escépticos consideran la oración como una práctica incierta e ineficaz, mediante la cual quienes la utilizan imaginan que van a materializar sus deseos. Las personas a menudo recurren a la oración sólo cuando se encuentran en graves dificultades y todas las demás alternativas han fracasado. Sin embargo, Paramahansa Yogananda enseñó que la verdadera oración posee validez científica, pues se basa en leyes precisas que gobiernan toda la creación, y constituye una necesidad cotidiana para quien aspira a vivir en forma armoniosa. Paramahansaji explicó que nuestros cuerpos físicos y el mundo material en que vivimos son condensaciones de estructuras invisibles de energía. Dicha energía, a su vez, es una expresión de estructuras más sutiles de pensamiento -la vibración más sutil de la creación-, el cual gobierna todas las manifestaciones de la energía y la materia. Dios originó la creación entera, mediante el uso consciente de su voluntad, condensando sus ideas, primeramente en imágenes de luz y de energía, y luego en las vibraciones más densas de la materia.

VEN A MÍ, ¡OH CRISTO!, COMO EL BUEN PASTOR
¡Oh Cristo, bienamado Hijo de Dios!, te embarcaste en un mar agitado por una tempestad de mentes prejuiciosas. Las despiadadas olas de sus pensamientos laceraron tu tierno corazón.
Tu pasión en la cruz fue una victoria inmortal de la humildad sobre la fuerza, del alma sobre el cuerpo. Que tu ejemplo inefable nos aliente a soportar con valor nuestras pequeñas cruces.
¡Oh Gran Amante de la humanidad desgarrada por el error! En miríadas de corazones se ha levantado un invisible monumento al supremo milagro de amor que fueron tus palabras: «Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen».

KARMA YOGA: EL SENDERO DE LA ACCIÓN ESPIRITUAL
Incluso el hombre sabio -¡y no digamos las personas comunes!- comprueba que sus sentidos están gobernados por sus características generales o tendencias inherentes. Esto significa que los sentidos, conforme a los hábitos creados a través de las previas acciones prenatales y postnatales, manifiestan una atracción irresistible hacia determinadas cosas y un rechazo hacia otras. El comportamiento y el carácter básico de todo ser viviente está determinado por las leyes de la Naturaleza, pero más específicamente por el karma colectivo o el principio universal de causa y efecto. Sin embargo, cada persona está sujeta además a su karma individual anterior, que determina sus estados de ánimo, inclinaciones y hábitos característicos, los cuales gobiernan sus pensamientos y acciones. La supresión superficial o la simple limitación de los efectos externos no bastan para alterar el curso de las leyes de la Naturaleza.

SAN LYNN: EL MAGNATE QUE SE CONVIRTIÓ EN UN SER ILUMINADO POR DIOS
Los periódicos comentan el extraordinario éxito material de James J. Lynn y cómo se ganó un profundo respeto en el mundo de los negocios; sin embargo, no aportan una idea exacta de lo que fue la mayor hazaña de su vida: el logro espiritual interior. Con la práctica del Kriya Yoga obtuvo un progreso espiritual tan extraordinario que Paramahansa Yogananda se refería a él como «San Lynn». El siguiente relato está tomado de la revista Self-Realization que en 1992, con motivo del centenario del nacimiento de Rajarsi, publicó un artículo conmemorativo, el cual arroja más luz sobre la faceta espiritual de este hombre que, además de convertirse en millonario por méritos propios, alcanzó la unión con Dios mediante la práctica de la antigua ciencia del yoga originaria de la India.

EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL SURGE DEL ESFUERZO DIARIO DE CAMBIARNOS A NOSOTROS MISMOS
Así es como nosotros cambiamos. No tenemos que permanecer como estamos; no necesitamos convertirnos en “muebles psicológicos”, como Paramahansaji solía decir. Los muebles nunca cambian. Si estuviera en su forma original, crecería y produciría, pero cuando es transformado en una silla o en una mesa deja de mejorar. Ya sólo se hace viejo, se deteriora y desmorona.
Para crecer espiritualmente hay que estar intentando constantemente cambiarnos a nosotros mismos. La espiritualidad no es algo que pueda injertarse a nosotros desde fuera – como un “halo” que pudiéramos modelar y poner en nuestras cabezas-. Proviene de un continuo y paciente esfuerzo día a día y de un relajado sentido de entrega a la Divinidad. No es que repentinamente la Luz de Dios descienda sobre nosotros y nos convierta instantáneamente en unos santos. No; es nuestro esfuerzo diario por cambiarnos a nosotros mismos y de entregar nuestro corazón, mente y alma a Dios, en la meditación y en la actividad.

YO HE VENIDO PARA QUE TENGAN VIDA Y LA TENGAN EN ABUNDANCIA
Entonces Jesús les dijo de nuevo:
“En verdad, en verdad os digo que yo soy la puerta de las ovejas. Cuantos han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta. Si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá, y encontrará pasto. El ladrón solo viene a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. (Juan 10:7-10).
La Conciencia Crística es la puerta. Si algún devoto la atraviesa mediante la práctica de la meditación -es decir, si puede percibir que la Conciencia Crística presente en mí se encuentra también en su propia alma- logrará la salvación. Tendrá el privilegio de atravesar la puerta pránica de la estrella del ojo espiritual, “entrará y saldrá” podrá escapar para siempre del sufrimiento de las reencarnaciones y alcanzar la libertad absoluta de la Conciencia Cósmica, o bien regresar al mundo por voluntad propia con el propósito de ayudar a la humanidad. Hallará el “pasto” de la felicidad eterna.